domingo, 11 de diciembre de 2011

Vientos de libertad de Ken Loach


La guerra de independencia irlandesa es un ejemplo de conflicto étnico y religioso. Pero se suelen olvidar otros aspectos involucrados. En algún momento, una parte del Ejército Republicano Irlandés (IRA) reivindicó el socialismo. Éste era, creían algunos partidarios, la única manera de emancipar realmente al pueblo irlandés de los latifundistas ingleses, propietarios de gran parte del suelo nacional. La idea de poseer una bandera propia, pero bajo el control económico de los británicos, era inaceptable para algunos líderes. Otros, en cambio, reivindicaban un nacionalismo moderado que llevó a la firma de un tratado de paz Anglo-Irlandés en 1921. La firma de este tratado provocó una guerra civil.
El rompimiento de los nacionalistas irlandeses moderados y los nacionalistas irlandeses socialistas es retratado de manera cruda en este filme, cuyo título en inglés es "The wind that shakes the barley". Obtuvo la Palma de Oro en el Festival de Cannes en 2006. El director es un socialista empedernido: Ken Loach, que lo mismo nos ha dado largometrajes sobre la privatización del sistema ferroviario inglés que sobre la lucha sindical de los trabajadores de la limpieza, principalmente mexicanos, en Estados Unidos.
El filme es una magistral lección de política que puede aplicarse a muchos otros contextos. Ciertamente, el conflicto irlandés ha tenido varias dimensiones: fue, en cierta medida, un resabio de las guerras de religión entre protestantes y católicos que remontan al siglo XVI. También posee un lado étnico innegable, al enfrentar a los irlandeses de origen celta, hablantes de gaélico, con los conquistadores ingleses. Pero, en el siglo XX, la crítica socialista de la religión y del nacionalismo renovó el discurso de resistencia de los irlandeses: su lucha no debía ser por fidelidad al Papa (de hecho, algunos fundadores del movimiento independentista irlandés eran protestantes). Tampoco debían reivindicar una noción racial o étnica cerrada (los escoceses también son de origen celta). La república socialista irlandesa debía ser la vía de la emancipación, porque instauraría la igualdad material entre los habitantes de la isla.
El filme de Loach permite reconocer y distinguir los anteriores registros (religioso, étnico e ideológico), porque a lo largo de éste vemos que la radicalidad suele manifestarse en unos u otros de ellos y luego cambiar. Al inicio de la película, los radicales son los nacionalistas que reivindican una autonomía tradicional (en nombre de la nación irlandesa) y los moderados son quienes anteponen el bienestar material de la población mediante la paz (a pesar de la humillación que representa el dominio británico). Al final, los papeles se han invertido, los moderados son quienes se conforman con la obtención de meros símbolos de independencia (una bandera propia y la salida de los soldados británicos de territorio irlandés) y los radicales son aquéllos que privilegian el bienestar y que exigen más que símbolos, un verdadero gobierno soberano en lo económico y político. ¿Quién tiene razón? Imposible decirlo, pues el riesgo que corrían en 1921 los irlandeses si pretendían instaurar una república socialista vecina de la Gran Bretaña era muy elevado. La Primera Guerra Mundial ya había costado millones de muertos y el Reino Unido quizá no hubiera dudado en agregar algunos más para garantizar su seguridad. ¿Valía la pena correrlo? El director Ken Loach parece insinuar que "sí". Lo cual, dada su trayectoria, no es de sorprender.

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