lunes, 14 de abril de 2008

Casi Divas


De Issa López México (2007). El racismo en México visto por Columbia Pictures Producciones México. Los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez vistos por Columbia Pictures Producciones México. La homofobia vista por Columbia Pictures Producciones México. La telerrealidad criticada por esa misma compañía local de Sony Pictures Entertainment. En efecto, más que cine de su autora, éste es cine de compañía (la idea original, por ejemplo, es del subdirector ejecutivo de desarrollo creativo de la multicitada empresa, Ignacio Darnaude). La cinta es una comedia divertida a partir de una acumulación de verdades, pero triviales. Nadie ignora que existe el racismo mexicano, la pregunta es cómo abordarlo de manera interesante. En este caso, coexisten clichés informados y desinformados (entre los primeros, sobre el show business y los tejemanejes de los medios audio-visuales, entre los segundos, sobre los indígenas mexicanos tanto rurales como urbanos, los llamados "nacos"). La principal virtud del filme es la mezcla de intención crítica con desparpajo irreverente. Me explico: contra lo que puede pensarse, la historia no queda ahogada por la corrección política (si Begnini aborda el holocausto en La vita è bella, ésta comedia puede hablar de las "muertas de Juárez" sin perder su género o insultar a las víctimas). Hay, sin duda, una historia y buenos momentos de humor (en particular, la divertidísima familia de Yesenia en Ciudad Nezahualcóyotl, con la excelente actuación de Daniela Schmidt). Para el espectador, los principales beneficios son la risa y entender la forma como ven a México los bu-bos mexicanos; saber que no han superado el cliché de la India María cuando piensan en los indígenas (en la cinta, Francisca (Maya Zapata) es una muchacha zapoteca que memoriza artículos de TVyNovelas, mientras su novio es analfabeta ¿se rompieron las cabeza los "creativos" que concibieron a estos personajes?).

Ladrones viejos. Las leyendas del artegio



Ladrones viejos. Las leyendas del artegio de Everardo González (homónimo del general zapatista, seguramente no por casualidad), México (2007). Excelente documental de aventuras, acerca de la astucia, la inteligencia y la sabiduría; acerca del honor, la injusticia y la verdad. Divertido como una historia policíaca, subversivo como un libro de Foucault (está de moda decir que Foucault no era un pensador radical, que no criticaba la sociedad burguesa, ni la explotación capitalista. El ameno libro del historiador Paul Veyne, cuyo título es Foucault, es quizá la fuente más poderosa de esa opinión. Veyne lo conocía personalmente, eran buenos amigos. Pero el hecho de que Foucault no creyera en el advenimiento de una sociedad ideal mediante una revolcuión, ni fuera militante del Partido Socialista Francés o del Comunista -excepto, en este último caso, en su temprana juventud- no borra el carácter subversivo de sus libros. Como el joven Marx, Foucault denuncia en Vigilar y castigar que bajo el supuesto humanitarismo del movimiento de reforma penal en defensa de los derechos de los acusados, se escondían nada menos que los intereses de la burguesía. Esta combatía en dos frentes: contra la violencia popular y contra la violencia despótica del rey, es decir, los ilustrados denunciaban no sólo la violencia de los suplicios impuestos por la justicia del monarca, sino la violencia expropiadora que practicaban las clases populares, por ejemplo al invadir terrenos privados o robar ganado).

Calle Santa Fe




De Carmen Castillo, Francia-Bélgica-China, (2007). Dos queridas amigas documentalistas me habían hablado muy mal de este largo documental, por el "protagonismo impúdico" de la directora; pero, aunque comencé a verlo lleno de prejuicios, me capturó y me convenció. Comprendo que Carmen Castillo quisiera hacer un homenaje a su historia de amor con Miguel Enríquez; una historia tan intensa merecía ser contada así. El filme es, además, la interesantísima historia del MIR y, como pensaba Walter Benjamin y nos recuerda la propia Carmen, los vencidos nos heredan su historia para construir con ella esperanzas. Eso no significa que, en general, debamos dar nuestra confianza a los militantes políticos y activistas. Los militantes pueden ser necios, tontos, crueles, mitómanos, megalómanos, etc. Pero ¿cómo no respetar, por ejemplo, a ese personaje del filme que ha dedicado su vida a luchar contra la dictadura de Pinochet y dice que lo único que le ha heredado a sus hijos, a falta de dinero, es la dignidad de su gesto? ¿Cómo no reconocer la elección de quienes no viven para alcanzar la felicidad individual (Castillo dixit) sino una cierta fuerza existencial, una esperanza colectiva? Sí, la mayoría de ellos se sienten moralmente superiores pero ¿cómo no reconocer que su arrogancia es resultado de una apuesta de vida valiente y legítima? ¿No merecen esos militantes, al menos, pasear su orgullo tanto como los pinochetistas cargan la vergüenza y el cinismo por los cobardes crímenes que cometieron?

domingo, 6 de abril de 2008

La zona de Rodrigo Plá


La zona de Rodrigo Plá, México (2007). Thriller estridente que ocurre en un lugar imaginario parecido a México o a Sudáfrica en tiempos del apartheid. Filme incómodo para quienes se ven retratados en él, la historia no es -sin embargo- un panfleto social sino una fábula. Cierto, las fábulas tienen moralejas, pero son un género tan respetable como cualquier otro. Aunque algunos críticos dicen que la historia es maniquea, en realidad nadie en la cinta es completamente bueno, ni completamente malo, se trata de carácteres más complejos (cada pesonaje es víctima de su ambición o de su cobardía). Vale la pena destacar que el director usa un lenguaje simbólico original, que transforma progresivamente un número telefónico en código de campo de concentración y un anillo en el anzuelo macabro que acaba por capturar a un pez gigante.

"Cuscús" o "El grano y la mula" de Abdel Kechiche

El grano y la mula de Abdel Kechiche, Francia, 2007. El mejor cineasta francés es árabe (no lo digo yo, que hubiera sido más preciso: uno de los mejores cineastas europeos es tunesino). Kechiche es actor, guionista y director. Su cámara no está contaminada por el tortuguismo que recorre Cannes, ni por el acelere psicótico que requiere Hollywood para mantener la atención permanente de sus clientes. Por eso y por otras razones más bien políticas, Kechiche no ha ganado ni en Cannes ni en Hollywood, sino en Venecia y en París. Kechiche practica el clasicismo hiperrealista porque sus historias tienen la estructura de una pieza de Racine y la textura de un documental; por ejemplo, El grano y la mula es la improbable y rocambolesca historia de un obrero magrebí transformado en empresario, pero narrada con tanta verosimilitud que no es ni una comedia, ni cine de realismo social, sino... Hay que reconocer, sin embargo, dos trampas: Kechiche descubre/crea pubertas adorables, como Sara Forestier (conócela aquí: [11]) en L'esquive y Hasfia Herzi (es ella: [12]) en El grano y la mula; y, segunda trampa, sus personajes hablan un francés sublime, como sacado de Las mil y una noches, que seduce subliminalmente los oídos

Quemar las naves


Quemar las naves de Francisco Franco, México (2007). Entre Televisa y el PRD, este melodrama coproducido por el Gobierno de Zacatecas es insoportablemente cursi y moralista; sobre-actuado, sobre-hablado, sobre-gesticulado. Véalo quien quiera saber cómo serán las telenovelas mexicanas cuando Amalia García o Marcelo Ebrard sean presidentes de México, o quien sea capaz de ignorar la trama para conformarse con el encanto de dos actores: Irene Azuela (Elena) y Bernardo Benítez (Juan).

El telón de azúcar



Documental El telón de azúcar de Camila Guzmán, Cuba-Francia (2005).- El periodo especial en Cuba, luego de la caída del bloque soviético, confrontó a una nación caribeña consigo misma. Uno de los personajes dice que todo marchaba bastante bien (con excepción de la falta de libertades políticas) cuando la isla intercambiaba política por petróleo soviético (dicho de otro modo, la imagen edificante de una Revolución que exhaltaba el proyecto socialista se pagaba con combustible). Con la caída del muro, Cuba volvió a parecerse a otros países pobres del Caribe, con el transporte público lleno hasta la asfixia, desigualdad creciente, turismo frívolo, mercado negro. La epopeya de este gran pueblo, sin embargo, no ha sido en vano, ni ha terminado. Vale la pena, por cierto, imaginar qué pasará cuando a México se le acabe el petróleo ¡o lo regalen a algunas transnacionales!