
lunes, 14 de abril de 2008
Casi Divas

Ladrones viejos. Las leyendas del artegio

Calle Santa Fe

domingo, 6 de abril de 2008
La zona de Rodrigo Plá

"Cuscús" o "El grano y la mula" de Abdel Kechiche
no). Kechiche es actor, guionista y director. Su cámara no está contaminada por el tortuguismo que recorre Cannes, ni por el acelere psicótico que requiere Hollywood para mantener la atención permanente de sus clientes. Por eso y por otras razones más bien políticas, Kechiche no ha ganado ni en Cannes ni en Hollywood, sino en Venecia y en París. Kechiche practica el clasicismo hiperrealista porque sus historias tienen la estructura de una pieza de Racine y la textura de un documental; por ejemplo, El grano y la mula es la improbable y rocambolesca historia de un obrero magrebí transformado en empresario, pero narrada con tanta verosimilitud que no es ni una comedia, ni cine de realismo social, sino... Hay que reconocer, sin embargo, dos trampas: Kechiche descubre/crea pubertas adorables, como Sara Forestier (conócela aquí: [11]) en L'esquive y Hasfia Herzi (es ella: [12]) en El grano y la mula; y, segunda trampa, sus personajes hablan un francés sublime, como sacado de Las mil y una noches, que seduce subliminalmente los oídos
Quemar las naves

El telón de azúcar

Documental El telón de azúcar de Camila Guzmán, Cuba-Francia (2005).- El periodo especial en Cuba, luego de la caída del bloque soviético, confrontó a una nación caribeña consigo misma. Uno de los personajes dice que todo marchaba bastante bien (con excepción de la falta de libertades políticas) cuando la isla intercambiaba política por petróleo soviético (dicho de otro modo, la imagen edificante de una Revolución que exhaltaba el proyecto socialista se pagaba con combustible). Con la caída del muro, Cuba volvió a parecerse a otros países pobres del Caribe, con el transporte público lleno hasta la asfixia, desigualdad creciente, turismo frívolo, mercado negro. La epopeya de este gran pueblo, sin embargo, no ha sido en vano, ni ha terminado. Vale la pena, por cierto, imaginar qué pasará cuando a México se le acabe el petróleo ¡o lo regalen a algunas transnacionales!