domingo, 25 de abril de 2010

Las isla siniestra de Scorsese


Shutter Island (2010), pésimamente re-bautizada en español La isla siniestra, del mejor director estadounidense vivo, Martin Scorsese, es un excelente ejemplo de división del trabajo: está basada en la novela best-seller de Dennis Lehane, con un guión de Laeta Kalogridis. Esto se nota en lo cuidado de todos los detalles, que carecen de caprichos de autor, de lapsos de descuido o de improvisación. Todo aquí es profesional y clásico, con homenajes a Hitchcock (Sospecha) y a Kubrick (El resplandor), aunque por la misma razón abunden los lugares comunes (acantilados, plagas de ratas, etcétera).
¿Se trata de un thriller psicológico o político? Esta pregunta no tiene una respuesta objetiva, toca al espectador tomar partido. En todo caso, aun si el filme fuera un thriller psicológico, habría en él una denuncia sutil de la psiquiatría como ejercicio de policía anatomopolítica (ilustrado por la lobotomía), de policía biopolítica (la farmacoterapia) y de policía egopolítica (en el caso del psicoanálisis como tecnología del yo). Y aun si se tratara de un thriller político en el cual el nazismo y la eugenesia sobrevivientes en el seno mismo del capitalismo de la posguerra fueran los villanos, habría de todo modos una denuncia sutil del inconsciente como mala fe (en términos sartreanos). En efecto, asistimos a la historia de un yo que ha huído de sí mismo por horror, o bien a la narración de los horrores de la experimentación institucional con las personas, que manipula sus yo. Ambas historias están contadas y ninguna de las dos es la verdadera (pues, magistralmente, autor, guionista y director dejan abiertas ambas puertas).

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