miércoles, 17 de septiembre de 2008

¿Qué ver en la época de la criminalidad desatada? Los siete samurais de Akira Kurosawa



Los siete samurais de Akira Kurosawa, Japón (1954).- Este gran filme épico de tres horas es quizá la mejor reflexión que alguien pueda ver acerca de la inseguridad, el crimen y la policía. En el Japón del siglo XVI, un grupo de bandidos (40 como los de Ali-Babá) azota regularmente a un pueblo de campesinos. Los ingredientes de la trama son tan simples (no hay un Estado con una burocracia kafkiana, ni políticos profesionales que traten de usar la inseguridad pública como trampolín, ni un país vecino que sea un gran consumidor de drogas y estimule la producción de éstas, ni una enorme desigualdad económica entre la población) que el filme es en sí una "teoría pura del crimen y de su combate". Los aldeanos tienen unas cuantas opciones a la mano: continuar bajo el yugo de los criminales que los matan y hambrean, o declararles la guerra. El anciano del pueblo recomienda la segunda opción. Se abre entonces una nueva alternativa: combatir solos o contratar a profesionales. Nuevamente, el viejo sabio sugiere contratar 4 samurais. Pero, en la época, la mayoría de los samurais persiguen la gloria o el dinero, no les interesa trabajar en medio de la montaña para un grupo de granjeros sucios y miserables. Este, sin embargo, aunque es un problema difícil de resolver, es sólo una cuestión de implementación. No continúo la sinopsis, concluyo con una breve opinión. Kurosawa muestra que el trabajo del policía, cuando no es un bandido encubierto, es siempre muy ingrato. Incluso en una aldea pobre azolada por el crimen, los policías-héroes ganarán menos que el promedio de la población. La remuneración adicional que puede justificar el que alguien acepte ese trabajo es el reconocimiento social. Las virtudes del policía son propias a cada individuo (disciplina, valor, patriotismo, generosidad, espíritu aventurero, sagacidad, etcétera) y nadie es tan perfecto que pueda reunirlas todas. Se requiere entonces formar un equipo plural. Lo que todos deben compartir es un mínimo sentido de la justicia y del honor, y la identificación con la población. Construir las condiciones para que el reconocimiento social y la formación de un cuerpo de policía eficaz sean posibles es el primer paso para iniciar una batalla responsable contra el crimen. El segundo paso es el más doloroso, se trata de librar literalmente la batalla. En ésta los profesionales (samurais, policías) son indispensables, pero se requiere también del involucramiento y sacrificio de la población. Desde luego, esta obra maestra del cine da para hacer lecturas más elevadas (existenciales, metafísicas, artísticas, etc). La actuación del gran Toshiro Mifune, entreo otros, es fundamental.

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